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La actuación como modo de vida

Todo el tiempo en que estamos relacionándonos en la vida social, estamos actuando. De hecho, en cada interacción de la vida social debemos asumir un rol y actuar en función de él. Por lo tanto, se podría decir que toda nuestra vida social es actuada, lo que implicaría que durante gran parte de la vida actuamos. Pero, ¿qué es actuar?. Actuar implica interpretar un papel donde el sujeto deja de ser él para ser alguien más durante su estancia en una tarima o en instancias de socialización.

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 La actuación es una competencia básica en la vida. La socialización necesariamente va ligada a una actuación y el cumplimiento de un rol. Ese rol es también intercambiable y su ejecución depende del contexto. Uno puede ser hijo en un momento del día, padre, hermano o amigo, minutos después. Cada uno de esos roles implica ponerse un “nuevo traje”, “disfraz” y “actuar cómo”. “Actuar cómo” no es una idea menor, implica entender lo que somos, lo que podemos dar en función de nuestra historia y conocimientos. Pero también implica actuar de una manera esperable y predecible por los interlocutores, con un mensaje que el otro pueda decodificar. En caso de que nuestra actuación no sea convincente, no seremos tenidos en cuenta por nuestro interlocutor o no seremos creíbles.

   Los ejemplos de actuación se dan a diario. La vida laboral -por ejemplo- implica tener muy presente esa competencia. Debemos saber actuar como buenos jefes, como jefe exigente, como empleado, como buen empleado, etc. En estos casos por razones de poder y asimetría se podría decir que la actuación se vuelve fundamental: hacer como que entiendo, hacer como que estoy de acuerdo, hacer como que exijo y tengo razones para hacerlo, hacer como que comprendo la situación y soy empático, hacer como que me río de tal o cual chiste de mi jefe, y muchos otros etcéteras. En estos casos, mantener mi posición laboral depende fuertemente de haber desarrollado bien esa competencia de la actuación. ¿Cómo sería una relación laboral sin un “filtro”, donde uno dijera lo que quisiera de la manera que quisiera? Existen algunas expresiones de deseo que se explicitan en escenas de películas, series y otros, donde los personajes se imaginan por un momento no tener que adaptarse a la circunstancia y solo decir lo que piensan, pero como en dichas escenas podemos observar, es sólo un momento de imaginación, un deseo íntimo que en caso de ser ejecutado sabemos que tendrá consecuencias negativas.

Lo mismo sucede en otras instancias de socialización como pueden ser la vida familiar y los grupos de amigos. En este caso la actuación también debe ser predecible, también cumpliremos un rol (despreocupado, obsesivo, comprensivo, solidario, compañero, incondicional, organizado, proactivo, etc.) que debe ser ejecutado de manera “profesional”. En caso de que el rol no se cumpla correctamente, podemos generar una instancia de ruptura que implique una adecuación del grupo o reasignación del rol para que sea “interpretado” por un nuevo participante. En definitiva, se trata siempre de situaciones no deseadas que generan inconvenientes en el relacionamiento del grupo.

Foto de Ibolya Toldi: https://www.pexels.com/es-es/foto/mascara-de-carnaval-decorada-con-flor-rosa-3836671/

Hay autores en sociología que han desarrollado teorías en esta línea como: Erving Goffman en “La presentación de la persona en la vida cotidiana” o Howard Becker en “Outsiders” y que de manera directa o indirecta explican esta práctica del ser humano en sociedad.

   Por otra parte, la actuación es una herramienta fundamental para la educación. El juego de rol es un ejemplo bien claro sobre eso. Posibilita la comprensión de la mirada del otro a partir de la simulación de estar en ese lugar. Este ejercicio fortalece competencias esenciales para la vida como la empatía y la tolerancia. Dicho de una manera más simple, uno no entiende del todo lo que el otro piensa, pero por sobre todo lo que siente, hasta que no se “pone en los zapatos del otro”. Esa herramienta que de forma natural y orgánica desarrollamos los humanos y aplicamos de manera muy metódica en nuestro día a día, vale ser objetivada para ser una herramienta didáctica que posibilite el trabajo sobre “competencia blandas” o habilidades para la vida y la convivencia social.

   La actuación en el sentido del cual se ha venido hablando, no solo es importante para la vida en ciertos círculos sociales, sino que es una herramienta fundamental que determina toda nuestra vida social. Aquellos sujetos que no estén dispuestos a ser parte de esa gran obra diaria, probablemente tengan menos interacciones cotidianas y menos socialización. Socializar es el arte de estar justo en el medio de lo que somos y lo que los otros esperan que seamos. 

   Un caso bastante evidente de las complicaciones que implica no entender esa dinámica en las relaciones sociales queda muy evidenciado en aquellas personas que sufren de TEA (trastornos del espectro autista). Estas personas tienen dificultades para comprender los contextos y, entre otras particularidades, tienen dificultades para entender que se debe hacer en cada situación. No identifican que deben “actuar”, cumplir un rol determinado en una instancia social determinada. Los mensajes son recibidos con total linealidad, no entienden de segundas intenciones, subtextos o contextos, y esa, es justamente una de las tantas razones que los lleva a tener dificultades de relacionamiento. En ese sentido, recomiendo ver la serie de Netflix “Atypical". Entiendo que es una representación muy buena para entender a las personas que sufren de ese trastorno, pero sobre todo para entender el valor de la actuación en la vida cotidiana.

   Pero si la actuación se da esencialmente en instancias de socialización ¿qué pasa en los momentos de soledad? La soledad no nos exige a actuar. Es el único momento en que no necesitamos cumplir un rol determinado, por tanto, en la soledad uno realmente es. Pero esto es, a su vez, una falacia, ya que ninguna persona vive en soledad absoluta. El ser humano siempre necesita de un otro que valida su propia existencia. Un ejemplo útil para entender esto se puede ver a través de la película “Náufrago", actuada por Tom Hanks. En ese caso el personaje se queda solo en una isla. La soledad lo lleva casi a la locura, y como solución de emergencia crea un “otro” a través de la pelota a la que nombra como Wilson. “Wilson” viene a cumplir una tarea central para un ser humano: tener un contrapunto, un “otro" con el que discutir las situaciones de la vida cotidiana y que nos posibilite expresarnos, una especie de espejo con el que podemos “hablar”. 

   En conclusión, todos estamos obligados a actuar diariamente en todos los espacios de socialización de nuestra vida, cumplir el rol que tomamos y fue asignado por los interlocutores, y además, hacerlo profesionalmente para que seamos creíbles y confiables para mantenernos dentro del grupo de pertenencia.





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