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El control ideológico del GRAN HERMANO

El siguiente artículo consiste en el análisis de la novela 1984” del autor inglés George Orwell. Dicha obra es una novela distópica publicada por primera vez el 8 de junio de 1949. Se pretende relatar el recorrido para llevar a cabo el análisis de la obra antes citada; los obstáculos epistemológicos que dificultan la comprensión y análisis de la fuente, las preguntas que han surgido sobre la obra y los ejes de análisis que se llevaron a cabo. A su vez, me  propuse citar la obra en sí misma para que el lector pueda abordarla en forma directa sin mediaciones, conocer al autor en profundidad a través de su biografía y construir un marco conceptual que nos permita entender y analizar la fuente.

                                                   

 
Foto de Burst en Pexels

El primer contacto con la novela fue hace más de diez años y con la intención de que fuera una lectura recreativa. Aún así, conforme avanzaba en la historia que plantea, me fui dando cuenta en ese momento que merecía ser analizada en profundidad con herramientas teóricas de respaldo más que una lectura recreativa.La obra analizada tiene la particularidad de ser una distopía, cosa que dificulta la ubicación espacio-temporal y contextualización. El autor publica en 1948, pero su relato se desarrolla en 1984, futurizando una situación social de extrema complejidad. Parte de esa complejidad también está vinculada con los neologismos creados y utilizados por el autor: palabras inexistentes en nuestro idioma para explicar situaciones que se dan durante la historia. Para el análisis, es preciso primero entender esos neologismos que el autor propone, para luego entender la obra en sí misma.


La novela en cuestión, sin dudas tiene varios ejes de análisis, y éstos además pueden pertenecer a disciplinas académicas muy variadas. Además, entender “1984” a fondo, implica comprender sus neologismos y estar atento al metalenguaje que el autor utiliza para explicarlos. Por último, creí fundamental ver de qué manera se proyecta el autor en los personajes y la trama, a pesar de que ésta se trate de una distopía.

La novela en cuestión aporta una serie de conflictos que generan interés y atrapa al lector por similitudes que se encuentran con la realidad. Si bien consiste en una distopía, resultó interesante vislumbrar cómo las situaciones que se plantean a sus personajes tiene grandes similitudes con aspectos de la realidad actual y pasada, en varios países y momentos históricos. Más aún, “1984” puede actuar como elemento que alerta al lector sobre una serie de prácticas de control y generación de opinión que pueden y llevan adelante algunos Estados, gobiernos totalitarios, autoritarios y empresas vinculadas a las tecnologías y el software. La obra ejemplifica el recorrido que hacen determinados tipos de gobierno para llevar adelante fuertes controles ideológicos en la población. Demuestra también, el rol central que cumple la educación en la generación y mantenimiento de una ideología. Para ello, el Estado se sirve de una serie de instituciones que tienen por objetivo enseñar para reproducir el status quo.

Análisis de la obra

 Eje temático 1. Conociendo al autor.


En este eje temático me propongo conocer al autor George Orwell a través de su biografía. Ésta nos acerca a su modo de pensamiento a partir de las experiencias de vida del autor, sus trabajos y su compromiso ideológico y político. Para entender “1984” tenemos que conocer la vida de George Orwell. Nació en 1903 en Montihari (India), y su nombre original era Eric Arthur Blair. Fue hijo de un funcionario del gobierno imperial. Fue enviado a Inglaterra, donde su madre, de origen anglofrancés, le alienta en sus intereses literarios: a la edad de cinco años compone un poema del que más tarde renegaría, aduciendo que se trataba de una copia del "Tigre, tigre" de William Blake. Tras su paso por la escuela de St. Cyprien obtiene una beca para estudiar en el colegio de Eton, en el que Aldous Huxley fue su profesor de francés durante un curso. Su origen humilde le granjea problemas en ambos centros, siempre en el punto de mira de sus compañeros más clasistas: es su primer contacto con la lucha de clases. Renuncia a seguir estudios universitarios y en 1922 se enrola en la Policía Imperial, a la que sirve en Birmania durante cinco años. Allí observa auténticas atrocidades por parte de sus compañeros de armas, lo cual lo lleva a afirmar: "Cuando el hombre blanco se convierte en tirano, destruye su propia libertad".

Su renuncia a la Policía Imperial va acompañada por otra doble renuncia: a su nombre (a partir de ahora será conocido por el seudónimo George Orwell; George, por San Jorge, patrón de Inglaterra; Orwell, por un río que conoció en su infancia) y a su clase social: pasa una década al borde de la indigencia, alternando la escritura con la vida entre las clases más humildes. Fruto de esta experiencia es su primer libro, Sin blanca en París y Londres (1933).

La paulatina adquisición de conciencia social, da paso a una nueva etapa en la que Orwell ejerce el periodismo de denuncia. Hasta ahora, Orwell ha vivido la situación de las clases inferiores; a partir de ahora, consagra su tiempo a explicar y divulgar esta situación. Su nuevo objetivo son los mineros y obreros desempleados de una región industrial atrasada. Al término del libro, El camino de Wigan Pier (1936), Orwell radicaliza su discurso. Ha descubierto el socialismo. No obstante, la dictadura del proletariado propugnada por el comunismo estalinista lo inquieta: no deja de ser una dictadura.

Homenaje a Cataluña (1938), va un paso más allá en su discurso. Orwell viaja como periodista pero se afilia a una milicia del POUM, el Partido Obrero de Unificación Marxista de Andreu Nin y Joaquín Maurín, de raíz trotskista. Es testigo de una serie de hechos que trastornan sus convicciones ideológicas. La experiencia de la autogestión colectivizadora en el frente aragonés, en un codo a codo entre trotskistas y anarquistas, contrasta con los sucesos que presencia en mayo de 1937 en Barcelona. Herido en el frente, Orwell regresa a Barcelona. Durante su convalecencia, presencia un conato de guerra civil dentro de la guerra civil. Los enfrentamientos armados entre el ejército regular republicano (bien equipado por la Unión Soviética) y las milicias anarquista-trotskistas dan lugar a una auténtica purga a la manera de las soviéticas, y conllevan el desarme de las milicias. Las convicciones de Orwell sufren un duro revés. El comunismo ortodoxo, según él, es otra forma de dictadura equiparable al nazismo, dos caras de una misma moneda que no hacen sino despojar a las clases trabajadoras. La manipulación informativa y propagandística puede obviar los hechos de Barcelona como si no hubiesen existido. Nada diferencia al capitalismo del fascismo y del estalinismo. Orwell ya maneja los dos puntos centrales de 1984''.

La II Guerra Mundial termina de ofrecernos un cuadro cabal de las inquietudes político-literarias de Orwell. Durante el conflicto es miembro de la Home Guard, colabora en la BBC y es director literario del periódico Tribune. Un rasgo permanente de la obra “1984”  reside en el permanente conflicto bélico en el que se encuentran la sociedad a la cual pertenece su novela y sus personajes. Allí expone casi con naturalidad un modelo de vida impregnado por las guerras y que Eric Hobsbawm explica diciendo:


El siglo XX no puede concebirse disociado de la guerra, siempre presente aun en los momentos en los que no se escuchaba el sonido de las armas y las explosiones de las bombas. La crónica histórica del siglo y, más concretamente, de sus momentos iniciales de derrumbamiento y catástrofe, debe comenzar con el relato de los 31 años de guerra mundial. 


A Orwell no le ha quedado otra opción que vivir esos “31 años de guerra”  a los que se refiere Hobsbawm, y su visión se encuentra atravesada de manera significativa por esa experiencia vital.


“Una razón de peso era la extraña democratización de la guerra. Las guerras totales se convirtieron en «guerras del pueblo», tanto porque la población y la vida civil pasó a ser el blanco lógico —a veces el blanco principal— de la estrategia como porque en las guerras democráticas, como en la política democrática, se demoniza naturalmente al adversario para hacer de él un ser odioso, o al menos despreciable.”


Mientras Londres padece los bombardeos de las V-2, Orwell escribe Rebelión en la granja (1945). Tras aquella en apariencia inofensiva fábula acerca de unos animales que despojan al propietario de una granja y se lanzan a la autogestión de la misma se puede adivinar la parodia definitiva del comunismo estalinista. El cerdo Mayor es un trasunto de Lenin, que antes de morir marca las pautas a seguir hacia la definitiva liberación del yugo de los humanos (el capitalismo). Sus herederos, Napoleón (Stalin, evidentemente) y Snowball (Trotski), terminan enfrentados por el control de la granja. Esta fábula muestra la progresiva degradación de los ideales revolucionarios, el linchamiento público de la memoria del cerdo traidor (Snowball), la instauración de la dictadura más opresiva, la implantación de eslóganes a cuál más surrealista (se pasa del "Cuatro patas sí, dos pies no" identificativo de la clase animal al "Cuatro patas sí, dos pies mejor" con el que se advierte el alejamiento definitivo de los principios revolucionarios por parte de la clase dirigente) y el resentimiento de Orwell contra un comunismo traidor de sus propios ideales. La tradición afirma que Orwell concluyó el libro en torno a finales de 1943, pero tuvo que moverlo durante más de un año, de editor en editor, sorteando una especie de censura editorial: nadie estaba dispuesto a publicar un libro que era un ataque frontal a la Unión Soviética, en un momento en el que la Unión Soviética resultaba la mayor y mejor garantía de triunfo en la guerra frente al fascismo internacional. "Cualquier crítica seria al régimen soviético, cualquier revelación de hechos que el gobierno ruso prefiere mantener ocultos, no saldrá a la luz", escribe Orwell en su ensayo "La libertad de prensa". "Vemos, paradójicamente, que no se permite criticar al gobierno soviético, mientras se es libre de hacerlo con el nuestro. Será raro que alguien pueda publicar un ataque contra Stalin, pero es muy socorrido atacar a Churchill desde cualquier clase de libro o periódico."

Éste es el Orwell que, desencantado definitivamente con la clase política británica acomete su obra más conocida, su testamento literario, la novela que ha marcado el devenir de la literatura fantástica de carácter político en la segunda mitad del siglo XX: 1984”. Tras su publicación en 1949, Orwell entra en estado terminal. Falleció el 21 de enero de 1950.  La vida de Orwell transcurrió en un escenario mundial complejo, marcado por las incesantes guerras y posturas políticas antagónicas bien definidas en bloques que perduraron y marcaron el devenir de la “civilización” moderna, como bien describe Hobsbawm:


El mundo que se desintegró a finales de los años ochenta era aquel que había cobrado forma bajo el impacto de la revolución rusa de 1917. Ese mundo nos ha marcado a todos, por ejemplo, en la medida en que nos acostumbramos a concebir la economía industrial moderna en función de opuestos binarios, «capitalismo» y «socialismo», como alternativas mutuamente excluyentes.


Eje temático 2. Similitudes entre el autor y el personaje


A lo largo de la obra se pueden trazar claras similitudes entre el personaje central, Winston Smith, y su autor. El personaje se vuelve una proyección del mismo Orwell en su pensamiento y actitud frente al pensamiento político y las posturas ideológicas hegemónicas. Para ello, ejemplifico con la siguiente cita que ilustra cómo la simple acción de escribir puede constituir una amenaza para el poder imperante. Llevar a cabo una acción que desafíe al poder, lleva inexorablemente al castigo ejemplarizante.


 “Winston se disponía ahora a comenzar un Diario. Esto no se consideraba ilegal (en realidad nada era ilegal, ya que no existían leyes), pero si lo detenían podía estar razonablemente seguro de que lo condenarían a muerte”


El personaje escribe en un contexto desfavorable para la libre expresión. A su vez, el mismo Orwell se vio censurado en la publicación de sus libros. La trama de la novela ejemplifica la dificultad que tienen tanto el personaje como el autor para expresar sus ideas y el peligro que implica desafiar la ideología dominante. Esas ideologías se han incrustado en el mundo interior de ambos: al personaje no le permite expresarse como él quisiera, ni siquiera le permite conocer otro marco de referencia, y en el autor, dicha imposición se traduce en la proyección que hace en la misma obra y la censura sufrida durante sus publicaciones.


Tanto el personaje como el autor asumen una postura crítica sobre la ideología que impera. Orwell contaba en su experiencia de vida con distintos marcos ideológicos pero somete al personaje a una sola postura ideológica, aún así ambos asumen una postura crítica, una visión objetiva e independiente sobre lo que impone el status quo.

El autor proyecta en el personaje la frustración que implica tener una postura independiente, objetiva y crítica sobre una postura ideológica que se les impone a través de la cultura, la educación y la experiencia:


“Winston no solo parecía haber perdido la facultad de expresarse, sino haber olvidado lo que originalmente intentaba decir.”


Las condiciones materiales de vida (experiencia) a las que están sometidos ambos -tanto personaje como autor- limita la capacidad de expresarse en tonos diferentes a los marcos ideológicos hegemónicos a los que están sometidos. Esa coerción se lleva adelante a través del aparato del Estado mediante diversas herramientas: educación, normas, entre otras. Además, la propia comunidad tiene su medios coercitivos mediante sus normas morales y las más variadas formas de actuación. Tan efectivos son esos mecanismos coercitivos, que terminan no solo coartando la libertad de pensamiento y acción, sino que también, terminan siendo determinantes en el propio uso del cuerpo generando atrofias y disfunciones motrices que afectan la caligrafía del personaje:


“Pero lo malo era que no estaba acostumbrado a escribir  a mano.... lo corriente era dictárselo todo al hablaescribe, lo que hubiera sido totalmente inadecuado teniendo en cuenta su actual propósito… con letrita infantil iba trazando líneas torcidas de arriba a abajo de la página, y si primero empezó por “comerse” las mayúsculas, luego suprimió incluso la puntuación”


Eje temático 3. Comprensión de neologismos y semántica de la obra


La novela plantea una serie de dificultades epistemológicas por tratarse de una distopía. Eso dificulta la contextualización a pesar de la similitudes con la realidad. Además plantea una serie de neologismos y variables semánticas que son utilizados por los personajes. Estos se encuentran en construcción incluso dentro de la historia y obligan al autor a hacer uso de un metalenguaje para la comprensión del lector. Por orden del GRAN HERMANO se crea un diccionario para la “neolengua”, futura lengua oficial del territorio donde se desarrolla la novela.

Por esta razón se considera pertinente construir un glosario como parte del eje temático para facilitar la lectura y comprensión de la obra.


Glosario

Telepantalla: Una pantalla, especie de monitor que se encontraba en todas las habitaciones de las casas y lugares de trabajo que recibe y envía imagen y sonido de manera simultánea.

Hablaescribe: Aparato que escribe lo que se le dicta, pero a su vez controlado por el “partido”

Policía del pensamiento: Policía que investiga y hace un control ideológico en la población.

Mentalcrimen: Es un crimen mental. Es un delito (un pensamiento en contra de la ideología dominante) que no se materializa pero es suficiente para ser considerado un crimen.

Liga juvenil anti-sexo: grupos de mujeres que repelían todo lo sexual y se distinguían por llevar un overol ceñido por una estrecha faja roja que le daba varias veces la vuelta a la cintura.

Neolengua: Lengua oficial de Oceanía (territorio donde se desarrolla la historia) que tiende a reducir la cantidad de palabras al mínimo. La última edición de su diccionario pretendía tener no más de 500 palabras.

Dos minutos de odio: momento en el cual toda la ciudadanía es convocada frente a las telepantallas para observar discursos de Goldstein (disidente del partido y enemigo ideológico del GRAN HERMANO, “enemigo del pueblo”) y para descargarse con insultos a Goldstein

Gran Hermano: lider del partido. Inexistente en la realidad aunque con fisonomía humana. Figura de lo perfecto, de la coherencia.

Evaporar: hacer desaparecer a una persona por enemigo ideológico. Se borraba de todos los registros, como si nunca hubiera existido.

Espías: la mayoría de los niños. Entrenados a través del juego para adorar al GRAN HERMANO y a la doctrina del partido. Denuncian a quienes consideran enemigo ideológico o todo aquel que haga un mentalcrimen, incluso sus propios padres.

Partido exterior: funcionarios del partido de bajo rango

Sacudidas Físicas: ejercicio físico con horarios fijos y sistemáticos guiados por un instructor a través de las telepantallas.

Doblepensar: sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas.

Oceanía, Eurasia y Asia Oriental: el mundo está dividido en tres grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. La primera de ellas comprende América, Australia, Gran Bretaña y el sur de África. Eurasia es el resultado de la absorción de Europa por parte de la Unión Soviética. Asia Oriental comprende China, Japón e Indochina. El resto del planeta padece una guerra interminable que enfrenta a las tres potencias, en un cambiable ir y venir de alianzas y quebrantamientos de alianzas.

Mercado libre: comercios que venden productos de manera clandestina. Resulta un riesgo adquirir productos allí. Una especie de mercado negro que generalmente se instala en los países que extremado control.

Pornosec: la subsección del Departamento de Ficción encargada de fabricar pornografía barata para los proles

Insoc: Socialismo inglés


El valor del lenguaje, la construcción de neologismo y la variación semántica de la lengua queda a la vista en algunas citas que se han extraído del texto y que se reproducen a continuación: 


 “La Onceava Edición es la definitiva -dijo- (hablando sobre el diccionario de neolengua). Le estamos dando al idioma su forma final, la forma que tendrá cuando nadie hable nada más. … Creerás, seguramente, que nuestro principal trabajo consiste en inventar nuevas palabras. Nada de eso. Lo que hacemos es destruir palabras, veintena de ellas, centenares de palabras cada día. Estamos podando el idioma para dejarlo en los huesos.”


“¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabamos haciendo imposible todo crimen del pensamiento ya que no existen palabras para expresarlo….. Cada año habrá menos palabras y el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño.”


Como se aprecia en estas citas, el lenguaje cumple una función fundamental en el control de la ideología; “podar el idioma”, le permite al modelo de pensamiento hegemónico limitar al extremo el radio de acción y de conciencia, se trata de un avance hacia la no cultura. Además, como se puede ver en la siguiente cita, la traducción de una obra clásica a la neolengua permite al Partido político hegemónico no solo controlar lo que se hace y se piensa en la actualidad o en el futuro, sino controlar el mensaje que viene desde el pasado, transformarlo, adaptarlo en relación a las necesidades ideológicas del Partido en el presente y hacia el futuro. Destruye una serie de valores y conceptos que la cultura y la especie han logrado a través de los siglos y las luchas, para convertirlos en valores y conceptos adaptados a los objetivos de una clase dominante que intenta perpetuarse en el poder.


“Hacia el 2050, quizá antes, habrá desaparecido todo conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron...solo existirán en versiones neolingüísticas, no solo transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran. Incluso la literatura del Partido cambiará; hasta los eslóganes serán otros. ¿Cómo vas a tener un eslogan como el de “la libertad es la esclavitud” cuando el concepto de libertad no exista?”


Eje temático 4. El control ideológico


Teniendo en cuenta que la fuente consiste en una obra literaria de gran valor, se considera fundamental, que quienes lean este trabajo tengan acceso directo a la fuente con la finalidad de poder llevar a cabo una valoración directa y sin intermediación o subjetividad de quien suscribe. Para ello, me propuse tomar una serie de citas de la obra que posibilitan tener un acercamiento más o menos ilustrativo de su trama. Además, se ha propuesto hacer las vinculaciones pertinentes y respectivo análisis con autores como Eric Hobsbawm o Michel Foucault, para generar un marco de referencia conceptual que sirva para explicar la génesis de la genial obra de Orwell como consecuencia de un contexto y una experiencia humana determinada.


Para hablar de un control ideológico se considera pertinente en primera instancia determinar qué es la ideología. Según la Real Academia Española, la ideología es un “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.

Ahora bien, de esa definición se desprende que se trata de un “conjunto de ideas” propias del “pensamiento de una persona, colectividad o época”. Podríamos preguntarnos cómo se construye esa ideología y luego, cómo se sostiene. En este eje temático nos concentramos en trabajar sobre el control ideológico, porque entendemos que es a través del control que una ideología puede sostenerse, y esa sostenibilidad ideológica es a su vez, la constructora cotidiana de la ideología. Es decir, como en todo, existe una génesis que implica el desarrollo y la puesta en práctica de una idea; pero es en la ejecución, en la práctica cotidiana, donde esta idea se materializa y se vuelve realidad. Ese es el punto neurálgico -sostenerse en el tiempo- y eso depende en gran medida de una herramienta: EL CONTROL. Del buen funcionamiento de éste, dependerá en gran medida el éxito de esa idea y su sostenibilidad en el tiempo.

Para entender el funcionamiento del control como herramienta, sus consecuencias en el individuo y en el desarrollo de una sociedad, vale la pena consultar la mirada de Foucault y el panoptismo. El principal efecto que genera el panóptico es “inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder” Este poder es invisible e inverificable, garantiza la asimetría entre quienes vigilan y son vigilados. Puede servir como máquina de hacer experiencias, de encauzar, de reeducar.

Las citas que se utilizan a continuación son una muestra clara de cómo se lleva adelante el control y el ejercicio del poder en la distopía de Orwell:

“La cara de los bigotes negros miraba desde todas las esquinas que dominaban la circulación. En la casa de enfrente había uno de estos cartelones. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decía la leyenda, mientras los sombríos ojos miraban fijamente a los de Winston”


“A espaldas de Winston, la voz de la telepantalla seguía con su perorata sobre el hierro en barras y el cumplimiento satisfactorio del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si lo contemplaban a uno en un momento dado. Lo único posible era conjeturar la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un cable privado. Era incluso concebible que los vigilaran a todos al mismo tiempo. Pero, desde luego, podían intervenir cualquier línea cada vez que se les antojara. Había que vivir en la seguridad de que cualquier sonido que uno emitiera sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todo nuestros movimientos serían observados.


El uso de la tecnología, en este caso la ”telepantalla”, permite la individualización del control. Ésta se encuentra en todos los rincones de una casa, de los espacios de trabajo, etc. No hay manera de escapar a la mirada jerárquica con un registro constante y centralizado. 

Para Foucault, la disciplina fabrica una individualidad que está dotada de cuatro características: es celular, orgánica, genética, y por último, combinatoria. El autor atribuye el devenir de las tácticas disciplinarias al sueño de la sociedad perfecta. Los aparatos disciplinarios tienen como principal función el “enderezar conductas”, “encauzar”. La disciplina sirve al poder, y este a su vez es el resultado de un proceso que debe de haber comenzado con la “descomposición”, la individualización.


El aparato disciplinario “permite a la vez la caracterización del individuo como individuo, y la ordenación de una multiplicidad dada. Es la condición primera para el control y el uso de un conjunto de elementos distintos: la base para una microfísica de un poder que se podría llamar "celular”


La prioridad entonces, se encuentra en dividir a los individuos por zonas, asignarle a cada uno un emplazamiento determinado de manera de facilitar su ubicación, controlar su accionar y su conducta con la finalidad de castigar, sancionar, medir cualidades o méritos. 

Para Foucault estos son métodos de “penetración del reglamento hasta los más finos detalles de la existencia y por intermedio de una jerarquía completa que garantiza el funcionamiento capilar del poder”.


El ejercicio del poder para Foucault está directamente relacionado con la posibilidad de la observación, el entrecruce de miradas hacen que cada sujeto se sienta observado. Existe una imperiosa necesidad de vigilar por igual el espacio interior como el espacio exterior. El panoptismo implica la observación permanente que no respeta espacios públicos ni privados como vemos en la siguiente cita:


“Sacó de su bolsillo una moneda de veinticinco centavos. También en ella, en letras pequeñas, pero muy claras, aparecían las mismas frases -LA GUERRA ES LA PAZ, LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD, LA IGNORANCIA ES LA FUERZA- y en el reverso de la moneda, la cabeza del GRAN HERMANO. Sus ojos perseguían incluso desde las monedas. Sí, en las monedas, en los sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes ... Nada pertenecía al individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.” 


Foucault propone que luego de la “vigilancia” el siguiente y lógico paso para llegar al “encauzamiento”, consiste en la puesta en marcha del “castigo” como parte de un mecanismo penal y “el éxito del poder disciplinario se debe sin duda al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación”

El castigo disciplinario es esencialmente correctivo y tiene por objetivo evitar las “desviaciones”. En algún punto y hasta en cierta medida, castigar es ejercitar. A su vez, el castigo se vuelve un sistema doble: gratificación-sanción, que no hace más que generar una división binaria entre el bien-mal, bueno-malo, positivo-negativo. Para Foucault “se utiliza, a título de castigos, una serie de procedimientos sutiles, que van desde el castigo físico leve, a privaciones menores y a pequeñas humillaciones.”

Esos mecanismos de castigo se explicitan en “1984” en la siguiente cita: 


“Seguir con el Diario o renunciar a escribirlo era lo mismo. La Policía del Pensamiento lo descubriría de todas maneras. Winston había cometido el crimen esencial que contenía en sí todos los demás. El mentalcrimen, como lo llamaban. El mentalcrimen no podía ocultarse durante mucho tiempo. En ocasiones, se podía llegar a tenerlo oculto años enteros, pero tarde o temprano lo descubrirían a uno... La gente sencillamente desaparecía, siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera hecho, y su paso por la vida quedaba anulado como si jamás hubiera existido. Se lo abolía, se lo aniquilaba: ”evaporar” era la palabra que se usaba para esto.”


A través de la cita de la novela, podemos observar las similitudes que el régimen imperante desarrolla en la trama de la novela, con las prácticas de gobiernos dictatoriales que hemos sufrido en la región y lógicamente también en nuestro país. Como bien explica Eric Hobsbawm en la siguiente cita, quien se rebela frente a aquellos que se encuentran en el poder e imponen las “las reglas del juego”, adquiere la calidad de ciudadano “enemigo” del régimen, “subversivo”. Se trata de una concepción binaria que distingue entre el bien y el mal, entre amigo o enemigo y donde el rasgo más sobresaliente es la intolerancia; práctica corriente en los gobiernos totalitarios.


Los elementos del bando perdedor o vinculados a ellos no sólo fueron silenciados, sino prácticamente borrados de la historia y de la vida intelectual, salvo en su papel de «enemigo» en el drama moral universal que enfrenta al bien con el mal... Esta es una de las consecuencias negativas de vivir en un siglo de guerras de religión, cuyo rasgo principal es la intolerancia.


Tal como dice Hosbsbawm, los elementos del bando perdedor son silenciados, borrados de la historia y la vida intelectual. Esta idea trae aparejada la consigna explícita que el bando ganador es quien tiene el poder de dirimir, cuál, cómo, y qué historia se escribe. Entonces se puede concluir sin temor a equivocarnos que son los vencedores quienes establecen el relato y quienes construyen una ideología.


“Si el Partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido, esto resultaba mucho más horrible que la tortura y la muerte. El Partido dijo que Oceanía nunca había sido aliada de Eurasia. Él, Winston Smith, sabía que Oceanía había estado aliada con Eurasia cuatro años antes. Pero, ¿dónde constaba ese conocimiento? Solo en su propia conciencia, la que, en todo caso, iba a ser aniquilada muy pronto. Y si todos los demás aceptaban la mentira que imponía el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la historia y se convertía en verdad, “Quien controla el pasado -decía el slogan del Partido- controla también el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban “control de la realidad”. Pero en neolengua había una palabra especial para ello: doblepensar.


Como Hobsbawm explica en la siguiente cita, el objetivo de reescribir el pasado generar un relato único que fortaleciera al Partido en todo momento, solo se puede llevar a cabo bajo una estricta organización, con un modelo muy disciplinado que ejecutara las ideas con gran sacrificio y eficacia:


         

La fuerza de los movimientos que aspiraban a realizar la revolución mundial residía en la forma comunista de organización, el «nuevo partido» de Lenin, una extraordinaria innovación de la ingeniería social del siglo XX comparable a la invención de las órdenes monásticas cristianas en la Edad Media, que hacía posible que incluso las organizaciones pequeñas hicieran gala de una extraordinaria eficacia, porque el partido obtenía de sus miembros grandes dosis de entrega y sacrificio, además de una disciplina militar y una concentración total en la tarea de llevar a buen puerto las decisiones del partido a cualquier precio.


El control ideológico y la organización de la cual habla Hobsbawm, se ilustra en la  novela cuando se explica que tienen como pilar fundamental una excelente organización y ejecución del aparato educativo. Para ejercer los niveles de control que propone Orwell en “1984”, en el aparato educativo nada puede quedar librado al azar. Es justamente sobre los niños que se hace el principal trabajo, ya que este es el grupo que garantiza la proyección futura de la ideología, además de ser el grupo menos crítico, en consecuencia  más maleable.

Las siguientes citas ilustran lo dicho anteriormente:


“Un chico, guapo y de aspecto rudo, que parecía tener unos nueve años, había surgido por detrás de la mesa y amenazaba a Winston con una pistola automática de juguete mientras su hermanita, unos dos años menor, hacía el mismo ademán con un pedazo de madera. Ambos iban vestidos con pantalones cortos azules, camisas grises y pañuelo rojo al cuello. Así era el uniforme de los Espías.


“Con aquellos niños, pensó Winston, la desgraciada mujer debía de llevar una vida terrorífica. Dentro de uno o dos años sus propios hijos podían descubrir en ella algún indicio de herejía ....Era casi normal que personas de más de treinta años les tuvieran un miedo visceral a sus hijos.”


Según Foucault las instituciones escolares de “enseñanza mutua” (es el caso de las citas precedentes) tienen integrada la actividad de observación recíproca y jerarquizada “no como una pieza agregada o adyacente, sino como un mecanismo que le es inherente, y que multiplica su eficacia.

Es así que la escuela se convierte en un aparato de enseñanza en el que cada alumno, cada nivel y cada momento, si se combinan como es debido, son utilizados permanentemente en el proceso general de enseñanza. Esa modalidad educativa ejecutada de manera eficiente implica una coerción ininterrumpida. Tal como lo describe Hobsbawm en la cita siguiente, haciendo alusión al partido comunista ruso, éstas suelen ser las bases que explican el éxito (al menos temporal) de las revoluciones políticas:


Sea como fuere, la revolución sobrevivió por tres razones principales. En primer lugar, porque contaba con un instrumento extraordinariamente poderoso, un Partido Comunista con 600. 000 miembros, fuertemente centralizado y disciplinado..... Prácticamente todos los regímenes revolucionarios del siglo XX adoptarían una variante de ese modelo.


Reflexiones finales                                                                                                          

Esta obra (“1984”), nos permite observar la importancia que la educación tiene en la formación de una ideología y el cómo se sostiene ésta en el tiempo. La historia como disciplina en sí misma, es una gran herramienta educativa que permite que el conocimiento se acumule en el tiempo. El conocimiento sedimentado permite la generación de una cultura, de un estilo de vida, de una ideología. En “1984” la historia se reescribe de forma permanente por las instituciones del Estado que éste generó para ese fin; el objetivo es borrar de la memoria todo lo que atente contra la ideología hegemónica. Toda noticia o documento que ponga en peligro la ideología se reescribe y el texto anterior termina en el “agujero de la memoria”. De esa manera el pasado siempre se encuentra sesgado y refuerza el status quo.

  

Los puntos de contacto de la novela distópica de Orwell con la realidad son infinitos y me han sorprendido de gran manera. Fue escrita en otro momento y contexto histórico. A pesar de eso, tiene gran vigencia para el análisis de la política y el desarrollo de las prácticas políticas tanto regionales como mundiales. En definitiva, la obra muestra y deja en evidencia la naturaleza humana como especie. Tal como ilustra Orwell a lo largo de la novela, el ser humano como especie tiende a querer perpetuarse en puestos de poder, o al puesto al cual accedió en términos generales. Demuestra además, que siempre hay una clase dominante que intenta someter a aquella más débil que no cuenta los recursos materiales ni culturales para revelarse. 

Además, nos pone en alerta sobre los peligros que tiene el uso de las nuevas tecnologías vinculadas al software y la inteligencia artificial. Durante la obra, la tecnología se encontraba al servicio de una clase dominante y ésta la utilizaba con fines ideológicos y político-partidarios. Hoy no es tan diferente, por el contrario, la expansión del uso de la tecnología hace que el ciudadano común se encuentre más expuesto a los grupos de poder. Hoy a través de los celulares, computadoras, gps, aplicaciones y otros dispositivos cualquier individuo es reconocible y tiene un “perfil” determinado. Si bien la información que aportan estos dispositivos no tienen una finalidad política o de control ideológico (al menos eso creíamos hasta hace muy poco), sabemos que sí tienen una finalidad comercial. Todos somos potenciales consumidores, y la información se convierte en la principal herramienta para las empresas, quienes hoy son los principales grupos de poder.

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  Esta reflexión es sólo un capítulo de una mucho más amplia y más abarcativa en sus temas. Fue escrita en mayo de 2020 y hasta ahora no habían visto la luz. Aprovecho mi primer artículo en el blog para hacerlo público.                                                                 La pandemia de covid-19 comenzó a fines de diciembre de 2019 en Wuhan, China. Si bien las primeras informaciones aparecieron a principios de enero, nadie pudo imaginar cuáles serían las c onsecuencias y cambios que generaría en poco más de un mes. La acciones tomadas por la socied ad en su conjunto, así como de los gobiernos de cada país son objeto del análisis que se realizará a continuación. Se podría decir que la pandemia nos conectó con los sentimientos más arcaicos como individuos , así como nos hizo ca...

La endogamia y reproducción en la educación

  Habitualmente los estudiantes de las carreras docentes debemos escuchar largos discursos de nuestros docentes sobre la reproducción en las prácticas educativas . Estos discursos, vienen respaldados por toda una serie de corrientes pedagógicas fundamentalmente vinculadas con el constructivismo (Piaget, Vygotsky, Ausubel) o la pedagogía crítica (Freire, Giroux, Bourdieu-Passeron).                                                                                                               Foto de  Pixabay  en  Pexels Pero cabría preguntarse, ¿por qué razón se da la reproducción de las prácticas educativas?, ¿Por qué los docentes de manera natural, casi inercial, reproducen modelos de enseña...