Esta reflexión es sólo un capítulo de una mucho más amplia que fue escrita
en mayo de 2020 y hasta ahora no habían visto la luz.
¿Fue la pandemia un evento que desnudó el funcionamiento de la economía?, ¿quienes fueron los principales afectados económicamente?, ¿existe un pos-pandemia desde el punto de vista de la organización económica?
Durante la pandemia hemos visto que el sistema económico, tal como estaba organizado hasta el momento, era muy frágil. Quedó a la vista que gran parte de todo el sistema estaba basado en el consumo. Este es representativo de la vida moderna con un alto nivel de complejidad social que propicia una infinidad de productos y servicios en venta. Pero sucede que frente a una pandemia, donde lo que está en riesgo es la vida (al menos a primera vista) nos lleva al consumo de los productos básicos y de supervivencia. Una de las razones de esa respuesta tan humana es la falta de confianza y la incertidumbre sobre el futuro. El crecimiento y desarrollo económico que ha tenido el planeta en los últimos dos siglos se basan principalmente en la confianza sobre el futuro, una suerte de certidumbre sobre que la vida continuará sin problemas y que nos empuja a tomar pequeñas decisiones cotidianas orientadas al consumo.
La pandemia obligó de manera drástica a bajar el consumo. El hecho de no poder llevar con normalidad las actividades cotidianas hizo que este bajara en cada individuo o familia. La base de ese cambio de consumo está vinculado con la desconfianza. En principio una desconfianza sanitaria, luego y a medida que se fueron profundizando las consecuencias, sobre el futuro de la economía. Las primeras señales comenzaron a darse cuando el avance de la pandemia se instaló en Italia, allí cayeron las bolsas, y a medida que pasaron los días y la pandemia avanzó, todas las bolsas cayeron, a tal punto que “Wall Street” tuvo que suspender sus operaciones de la jornada dos veces en una misma semana (una situación sin precedentes). El dólar dio saltos al alza en la mayoría de los países en desarrollo, ejemplo claro del refugio de los grandes capitales en dicha moneda, el siempre utilizado “fly to quality”. Además, al mismo tiempo se derrumbó el precio del petróleo, llegando a 0, una situación sin precedentes en la vida moderna. Conforme fue avanzando la pandemia los diferentes gobiernos y las instituciones supranacionales (Banco Central de Unión Europea) diseñaron planes de rescate económico para sus países y para aquellos más afectados. EEUU llevó a cabo un plan de rescate de la economía que implicó miles de millones de dólares. El ejemplo uruguayo puede ser ilustrativo en ese sentido. Los primeros casos confirmados por el virus en Uruguay fueron el día 13 de marzo de 2020 (4 casos positivos), cada día posterior el gobierno dio conferencias de prensa en “prime time” donde anunciaba los nuevos casos confirmados en ese día. Hacia el quinto día la atención dejó de estar en el aumento de casos positivos y mayormente se centró en las medidas económicas para paliar las consecuencias del avance de la pandemia. Se ensayaron medidas varias que intentaban incluir a todos los sectores de la economía, a su vez, cada pocos días (4 o 5) estas medidas iban cambiando o ampliando en función de las necesidades de los distintos colectivos afectados. Una parte importante en este sentido estuvo direccionado a planes más especiales y abarcativos de la seguridad social (seguro de paro) y planes para micro y pequeños empresarios.
Por otra parte, nos dimos cuenta de que los más afectados por las consecuencias económicas fueron los de siempre, los estratos económicos más bajos y vulnerables. Éstos fueron las primeras y principales víctimas de la crisis sanitaria-económica a lo largo y ancho del mundo.
Todas aquellas actividades económicas innecesarias fueron en caída libre, ejemplos de ella: el turismo, la gastronomía, los espectáculos y otras. Eso impactó de forma inmediata en el empleo con las consecuencias que eso conlleva.
La pérdida de empleo fue la constante en cada uno de los países, y los trabajadores informales, que en países pobres o en desarrollo suelen ser una gran porción de la sociedad, se quedaron sin ingresos de un día al otro. En ese sentido, se dimensionó el nivel de informalidad laboral que existe en la gran mayoría de los países latinoamericanos y algunos países europeos.
Por otra parte, en EE.UU. la afectación económica golpeó fuertemente en la población latina y afro-descendiente.
Finalmente, es bastante complejo hacer el ejercicio de predecir si la pos-pandemia traerá consigo una reorganización de la economía. En principio uno se ve tentado a decir que no, que el modelo capitalista nos rige fuertemente desde al menos tres siglos, y que difícilmente eso cambie a corto plazo. Pero sí veo necesario, comentar que existen ciertas tendencias vinculadas al consumo responsable: economías solidarias, alimentación km.0, economía circular y economía verde en general.
El impacto de la pandemia pudo haber acelerado ese proceso de transición hacia la economía verde. Lo sucedido nos golpeó de frente, sin protección, y por tanto, ha generado espacios de reflexión y discusión de cómo estamos o estábamos viviendo. La posibilidad de generar un nuevo modelo económico dependerá de las pequeñas decisiones que tomemos cada uno de nosotros día a día.
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